¿La Libertad de Elegir produce Felicidad?

Hasta momentos antes de ver el video de Dan Gilbert, tenía la convicción de que la Libertad de Elección era un elemento de la Felicidad. Es impactante darte cuenta de cómo la complejidad humana, en ocasiones es más simple de lo que parece.

En las sesiones de capacitación que he facilitado y en especial en el proceso de construcción de un entorno laboral agradable y productivo; una de mis premisas ha sido, desde hace mucho, lo siguiente: “Equilibrio entre Libertad y Disciplina; pues si hay demasiada libertad el resultado es el caos; en el caso del exceso de disciplina el resultado es la robotización, el acartonamiento, la obediencia ciega, la falta de innovación y nula proactividad”. Dan Gilbert, establece los elementos en los que mi premisa anterior se sustenta.

Antes de que te tomes el tiempo (y realmente lo vale) de ver el video, te comparto algunos elementos que provocaron nuestra decisión de incluirlo en este espacio.

Libertad de Elección: Tomar Decisiones y Cambiar de Idea”. Una simple, pero poderosa y profunda definición. ¿Acaso la libertad de elegir no es un derecho que la humanidad ha defendido hasta la muerte? Incluso puedo asegurar que para los jóvenes de todos los tiempos, ésta ha sido una premisa de vida. Pues si compartes lo anterior, posiblemente coincidirás con  que tener la libertad de elegir es uno de los componentes para ser feliz. Dan Gilbert nos demuestra, a través de experimentos y estudios científicos, que no necesariamente es así.

En el video confirmarás que el dinero, no necesariamente influye en la percepción de felicidad. Conocerás el concepto de “Felicidad sintetizada”. Gilbert explica, y demuestra, que la Felicidad Natural es aquella que se produce cuando obtienes lo que querías; la Felicidad Sintética es la que se produce cuando No tenemos lo que queríamos. Lo más impactante es reconocer que la Felicidad Sintetizada es más común y duradera que la natural; pero que la sensación de Felicidad es igual en ambas.

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Ser Buen Padre requiere de Inteligencia Emocional

En un mundo en el que la falta de valores y de la habilidad de los jóvenes para enfrentar de manera responsable la dinámica del día a día; es una realidad que preocupa de manera significativa, pues las consecuencias ya empiezan a vivirse: irresponsabilidad vial, deslealtad laboral, alcoholismo, drogadicción, delincuencia juvenil y organizada, así como el incremento constante de mujeres solas que son cabeza de familia. Vale pues algunas reflexiones acerca de lo que ser “Buen Padre” significa con motivo del llamado “Día del Padre”:

Comencemos con el concepto de Inteligencia emocional: Stephen Covey menciona en su libro el Octavo Hábito al respecto: “La inteligencia emocional (IE) es el conocimiento de uno mismo, la autoconciencia, la sensibilidad social, la empatía y la capacidad de comunicarnos satisfactoriamente con los demás. Es un sentido de oportunidad y de adecuación social, de tener el coraje de reconocer debilidades y de expresar y respetar diferencias”. Como es de observar, en este pequeño párrafo, se centran muchas de las omisiones de los Padres actuales:

  • Falta de conocimiento de uno mismo, la autoconciencia. La introspección y conocimiento personal se encuentra en desuso. Los jóvenes se sienten motivados por lo externo, lo material. El sexo y sus consecuencias se delimitan al disfrute temporal. El hoy sin pensar en el mañana. Cuando la gestación se presenta, resulta una sorpresa a pesar de la enorme accesibilidad a la información y métodos anticonceptivos.
  • La sensibilidad social y la empatía, no es una práctica cotidiana. Cada quien vela por lo suyo y sus intereses. Los ejemplos de éxito que se resaltan en los medios, son los de aquellos que, sin importar el daño a los demás, sobresalieron y lograron lo que querían. No es de extrañar que un joven admire a un delincuente. No es de extrañar que cuando el embarazo se presenta, sea problema de uno (la mujer) y el otro pueda alejarse y olvidarse del asunto.
  • La comunicación se ha despersonalizado. Las redes sociales son una comunicación impersonal. Se establecen vínculos con desconocidos y se alejan de las personas que los rodean. La relación Padre-Hijo resulta ajena a la realidad… a menos que se acepten mutuamente en su red social.
  • Reconocer Debilidades se considera un signo de debilidad. Cada día es más común que una persona renuncie a su trabajo antes que enfrentar “la pena” de reconocer una falla. Así mismo cada día es más común culpar a la mujer por no haber asegurado que no habría gestación. El condón es considerado por los varones como debilidad “Los hombres de verdad lo hacen sin condón”.
  • Expresar y Reconocer las diferencias. La aceptación se ha debilitado, la intolerancia se intensifica. Ahora las mujeres y los hombres son iguales, hasta que ella resulta embarazada, entonces las diferencias saltan a la vista.

Siguiendo con Covey, respecto a su propuesta de hábitos para ser una persona altamente efectiva menciona: “Los tres primeros hábitos pueden sintetizarse en una expresión  sencilla de cuatro palabras: Hacer y mantener promesas. La capacidad de hacer una promesa es proactividad (primer hábito). El contenido de la promesa es el segundo hábito y mantener las promesas es el tercer hábito”. Nuevamente nos topamos con más omisiones de los Padres de la actualidad:

  • Hacer y Mantener promesas, definitivamente ha dejado de ser un valor de la sociedad y de los hombres. Esto se refleja en el incremento de mujeres solas al frente de una familia. Los Padres se desentienden de la responsabilidad, tanto de la promesa de amor a la pareja, como de la de velar por las necesidades de los hijos.
  • Hacer y Mantener promesas, es el enlace que lleva a una pareja a mantenerse unida en la adversidad, por ellos y por sus hijos. El número de divorcios, matrimonios condicionados y uniones de “mientras estemos contentos”, reflejan que ese enlace cada día es más débil.
  • Hacer y mantener promesas, es una poderosa fuente de educación. Es lamentable que la sociedad guste de escuchar promesas; pero que el cumplimiento de las mismas sea fácilmente ignorado. Los hijos de Padres que hacen, pero NO cumplen promesas, comprenden desde temprana edad que la vida está llena de engaños y, naturalmente, ellos prometerán mucho y cumplirán poco.

Ser buen Padre, requiere de reconocer que un hijo es parte de uno mismo, que la vida propia ha procreado una nueva vida, que existe un vínculo indestructible entre ese ser y uno mismo. Ser buen Padre es tarea de todos los días y que, independientemente de creencias, culturas y condiciones sociales, la única forma de ser buen Padre es amar a los hijos como hubiéramos querido ser amados por nuestros Padres.

Para terminar, algunas reflexiones de un par de profesionales en la Paternidad responsable:

  • Según la sicóloga Isabel Cristina Bettín, el padre responsable es aquel que piensa que su hijo puede tomar decisiones o al menos las discute con él; el que estimula su independencia y autonomía; el que cree en el respeto mutuo y en la entrega a los demás; el que fija normas realistas y coherentes, y el que educa partiendo del amor y la tolerancia. También lo es aquel que deja atrás comportamientos que suelen ser inherentes al rol masculino en la sociedad y que pueden interferir en la paternidad como, por ejemplo, delegar en las mujeres la responsabilidad de la crianza, invalidar sentimientos (decirle a un niño que los ‘machos’ no lloran), justificar la brusquedad como un comportamiento propio de los hombres y ser poco afectuoso. Estas son diez conductas apropiadas para llevarse el título de ‘padre ejemplar’: Piensa en hacer feliz a su hijo.
  • Para Claudia Jiménez Chacón, sicóloga de la Asociación afecto contra el maltrato infantil, un hombre que busca la felicidad de su pequeño es cuidadoso para que este sea estable emocionalmente. Demuestra afecto y respeto. Abraza, besa y pronuncia palabras dulces. No teme decir ‘te quiero’. Enseña a su hijo a identificar, expresar y aceptar sus sentimientos. Según Jiménez, reconocer y aceptar las emociones le permite al ser humano convivir con tranquilidad y tener relaciones sociales más armoniosas. “El hombre es un ser que tiene la capacidad de expresar sentimientos tiernos y positivos, con aceptación y orgullo, rompiendo el estigma de que la masculinidad implica brusquedad y ocultar sentimientos”, afirma la experta. Reconoce la importancia de su presencia en la vida de sus hijos. Un padre es una figura clave dentro del hogar, pues enseña y aporta cosas diferentes a las de una mujer (por ejemplo, acuna al bebé de arriba hacia abajo), es práctico, no tan verbal, más concreto y aporta soluciones a problemas. Muestra el mundo a su hijo y enseña ‘logros motores’.

La época navideña afecta las emociones y la productividad

La temporada navideña genera un entorno emocional que afecta las emociones y la productividad personal, para algunos significa una afectación positiva, pero para otros negativa. Diciembre se ha caracterizado por la felicidad y la ilusión que generan las postrimerías de la Navidad y el Año Nuevo. Sin embargo, especialistas médicos señalan que en esta temporada mucha gente baja su estado de ánimo e incluso los casos de suicidio aumentan un 40 por ciento.
La causa es un trastorno emocional que psicólogos han bautizado como depresión navideña.
Este padecimiento no tiene mucha diferencia con la depresión común; pero la tristeza, la melancolía y el pesimismo se agravan por la carga sentimental que suele rodear las fiestas de diciembre.
Según diversos especialistas, el perfil de las personas más afectadas por la depresión navideña son mujeres solas, personas de la tercera edad e individuos que se hayan involucrado en graves impactos emocionales.

Son detonantes para producir este tipo de afectación emocional la pérdida de un ser querido, si se ha vivido una experiencia traumática, la imposibilidad de reencontrarse con personas que viven lejos o la falta de recursos que impiden comprar regalos en estas festividades.

Los síntomas de esta enfermedad son la tristeza, apatía, pérdida de peso y de apetito sexual, aislamiento, trastornos del sueño, pesimismo y fatiga.
Para aliviar este padecimiento es conveniente buscar durante estas fechas la compañía de amigos y familiares a fin de evitar la soledad; además de hacer actividades que produzcan placer y alegría. Si la persona rehuye el contacto con las personas que quiere o estima, es necesario que el paciente reciba ayuda profesional, pues de no hacerlo pudiera acentuarse.

Es un hecho que sigue siendo difícil que una persona reconozca que sufre depresión; además de que persiste la idea de que ante una situación como ésta no se requiere atención psicológica. Los síntomas más comunes son el llanto sin causa aparente, aislamiento y un sentimiento de auto devaluación.

Impacto en la productividad

Si bien para la mayoría de los empresarios y gerentes es fundamental «dejar los problemas personales fuera de la empresa»; no se debe minimizar el impacto que un colaborador deprimido puede tener en los resultados de la organización.

A continuación algunos datos «duros» con respecto al impacto en la salud que la depresión tiene en la sociedad mexicana:

En 2009 el Programa de investigación y estudio de la depresión de la Universidad de California, advirtió que aumentarán los casos de depresión en México a causa de la crisis económica, que engloba pérdida de empleo y patrimonio, mayor endeudamiento y problemas para resolver cuestiones básicas como la alimentación.
El estudio de la UCLA sobre depresión reportó que este tipo de trastornos mentales, que ya afecta a 28 por ciento de la población de 18 a 65 años de edad, se incrementará debido a que muchos perderán su trabajo y casa, o simplemente porque el dinero será insuficiente para satisfacer sus necesidades.
En plena temporada navideña, se hacen notorios los sentimientos de soledad, fracaso, depresión y ansiedad, todo ello ante un panorama incierto. De hecho el carecer de recursos para comprar los regalos de la familia, de acuerdo al estudio, ya es causa suficiente para que la gente se deprima.
“El sentirse triste durante largas temporadas, cansado, decaído emocionalmente y sin interés ni energía para hacer las cosas que antes provocaban placer, es lo que se conoce como depresión, que puede presentarse en un modo leve, moderado y severo”. [Esto genera una baja considerable en la productividad de las personas afectadas].

En México, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (ENEP), 28.5 por ciento de la población presenta en su vida algún trastorno psiquiátrico donde el principal es la depresión.
Según los especialistas la depresión navideña que, normalmente desaparece después de dos o tres semanas, continuará a causa de la crisis económica.

De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud, los problemas emocionales se inscriben dentro de las 10 primeras causas de pérdida de años y de calidad de vida, además de que tienen consecuencias negativas ante afecciones crónicas como cáncer, diabetes, problemas coronarios, y VIH/sida, entre otros.

A pesar de que la mayoría de quienes padecen depresión se mantienen estables, ello no implica que la enfermedad no se agrave con el tiempo, volviéndose discapacitante. Según la Federación Mundial de Salud Mental, los mexicanos con depresión se ausentan al menos 14 días al año y su desempeño laboral apenas alcanza el 60 por ciento de lo que una persona sana rinde. Es decir, la persona enferma continuará desempeñando las actividades de su vida cotidiana, pero sin disfrutarlas y con un menor rendimiento, desgastándose más de lo normal y siendo más vulnerable a los episodios funestos que ocurren a lo largo de toda vida, como la muerte de seres queridos, decepciones, etcétera.

A nivel mundial, la depresión es la causante de que cada 40 segundos haya un suicidio.

En México, el suicidio se incrementó en 300 por ciento en las últimas tres décadas.

En los hombres la tasa promedio es de 24 por 100 mil habitantes y en mujeres de 6.8 por 100 mil habitantes. La relación promedio de suicidios entre hombres y mujeres es de 7 a 1, y de acuerdo al estado civil, el grupo que más se suicida es el de los solteros.

Según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica realizada en el 2005, al menos 8.8 por ciento de nosotros hemos presentado al menos una vez en la vida un cuadro depresivo. De los cuales se calcula que la mitad sean —o hayan sido— cuadros severos. Se calcula que de este porcentaje global, al menos el 15 por ciento opta por el suicidio, mientras el resto mantenga un nivel estable dentro de la enfermedad, impactando de manera notoria su vida social y su desempeño académico o laboral, y vulnerabilizando ante distintos tipos de violencia.

Desde 2005, la Secretaría de Salud ha señalado a la depresión como la principal causa de años perdidos de vida saludable (AVISA) entre las mujeres. Cifra que sólo puede equiparase con los estragos ocasionados por la diabetes, la segunda causa de AVISA entre las mexicanas. Sin embargo, los hombres no estamos exentos. Aunque para nuestro sexo las primeras causas de años de vida saludable perdidos son lo males originados durante el periodo perinatal —es decir, al momento de nacer— y la afecciones hepáticas, como la cirrosis, la depresión aparece entre las diez causas principales.

Depresión: la nueva Epidemia

Para el año 2020, la depresión será la primera causa de baja laboral en los países desarrollados y la segunda enfermedad más frecuente en el mundo.

El rango de edad más afectado por este problema de salud se sitúa entre los 30 y 40 años, principalmente en las zonas urbanas y en mujeres. Sin embargo, también se ha notado un nivel mayor de incidencia entre los jóvenes.

El número de personas afectadas por depresión aumenta y para el año 2030 se espera que este trastorno requiera una importante inversión por parte de la Administración sanitaria para su tratamiento. Por el contrario, y lejos de afrontar el problema, hoy la mayoría de países en desarrollo gastan menos del 2% de sus presupuestos nacionales en servicios de salud mental. Y son estos países los que albergan a la mayoría de personas afectadas de forma directa por algún trastorno o discapacidad mental, en total, más de 450 millones de personas en todo el mundo.

En 2030 se espera que este trastorno se convierta en la enfermedad más común en los seres humanos, superando al cáncer y las patologías cardiovasculares, según los expertos reunidos en la primera Cumbre Global en Salud Mental celebrada en Atenas. El evento ha sido el lugar escogido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para alertar de una nueva amenaza en los futuros años: la depresión. Con estas expectativas de aumento, se precisa con urgencia un cambio de actitud de la sociedad hacia las enfermedades mentales. Por eso, la organización advierte de que la depresión será el mayor problema de salud para la humanidad, tanto en el ámbito social como económico. Los adolescentes que sufren depresión leve sufren un alto riesgo de desarrollar trastornos mentales severos en la edad adulta.

Aunque la depresión es una enfermedad común generalizada en todos los países, en realidad se habla poco de ella, incluso por parte de los propios afectados. Sin embargo, es una enfermedad tan real como cualquier otro trastorno fisiológico. Y quien la sufre tiene el derecho de obtener asesoría y tratamientos correctos en el mismo entorno de salud que se ofrece a los que padecen otras patologías.

Por todo lo anterior, la depresión no es un tema menor para las organizaciones del siglo 21. Los empresarios, gerentes y responsables de Recursos Humanos, deben estar conscientes y alertas para detectar colaboradores que presenten síntomas que pongan en riesgo tanto la productividad como la seguridad y bienestar de su personal, así como los resultados de su organización.